Nací en Lima, Perú, y a los 6 años nos fuimos a vivir a Estados Unidos.
“Los niños aprenden idiomas rápido”, decían. Y sí, lo aprendí rápido, pero me aterraba hablarlo en público.
Tenía miedo de no sonar “suficientemente gringa” y que se burlaran de mí.
After all, ya me destacaba por tener un nombre poco común, me veía distinta y era una de las pocas latinas en el aula.
Pasaba los recreos sola. Entre los 6 y 7 años opté por no hablar nada en el colegio. Si me hacían una pregunta, solo asentía o negaba con la cabeza. Nothing else.
Los profes decían que era parte del proceso de adaptación. Pero yo ya entendía todo y hablaba inglés en casa con mi hermana. Así que no sé por qué tomé esta postura.
Si hablaba en el cole, lo hacía con las profes. Aprendí a decir “he is bothering me” para acusar a C y su amigo, dos niños que me molestaban.
Ponía cara de molesta e ignoraba a R, una niña mucho más alta que yo que me molestaba.
Eso sí, recuerdo con cariño a Ja’Cora, una de mis primeras amiguitas, quien respondía por mí y pedía que no me molestarán. Ella me acompañaba en el bus escolar.
Durante los 6 años que viví en USA, pasé por 4 colegios distintos. Pocas cosas me daban seguridad, cambiar de escuela, de amigos, de idioma, todo era too much.
En el último colegio me fue mejor. Mr. Fulford, un profe maravilloso, fue de gran ayuda para sentirme segura, tuve mi primer mejor amiga, Pauline, de Corea del Sur y poco a poco sentí que encajaba.
Después de 6 años fuera, regresamos a Lima.
En Lima, la situación era diferente; solía hablar más en inglés, y recibía elogios como “¡A ver, di tal cosa”, “Qué bonito pronuncias esa palabra”, o “Aránzasu habla muy bien inglés”.
En casa seguía practicando con mi hermana (and lots of spanglish). A los 15, ofrecí mis primeras tutorías.
A los 20, ya trabajaba en un instituto de idiomas, había adquirido experiencia, aprendí sobre metodologías y hasta certifiqué mi inglés a nivel C2.
Pero, algo que nunca desapareció del todo fue ese miedo de no sentirme “suficiente”.
A los 23 años emprendí con Inglés con Susu y durante mucho tiempo me sentí una impostora. A pesar de tener un equipo, estudiantes felices y buenos resultados.
Sentía que algo me faltaba.
Veía otros teachers en redes con años de formación en educación, empezaba a compararme y pensaba: “¿Quién soy yo para enseñar esto?”
Empecé a capacitarme más, unirme a comunidades online de teachers y tomé un diplomado en la enseñanza de inglés para young learners.
It wasn’t enough. No sabía qué hacer. Los cambios en las redes sociales me hacían dudar de mis decisiones y entre tanto trabajo, me cansé. Burnout they call it.
Me sentía desconectada de mi trabajo y pensé en dejarlo.
Pero antes de hacerlo, decidí detenerme por primera vez. Empecé a aprender sobre nuevas habilidades no relacionadas con enseñar inglés.
Además de distintos cursos online y blogs y videos de youtube.
Lo que fue clave fue asistir a los encuentros virtuales de Laboratoria+, una comunidad de mujeres profesionales que buscan crecer, conectar y potenciar su desarrollo profesional y personal.
Escuché historias de éxito y de fracaso y me di cuenta de que no estaba sola en esto.
Fui a eventos y me di el tiempo para procesar todo lo que estaba pasando y sintiendo.
Fue difícil porque sentía que no tenía clara mi identidad, ya que siempre lo había relacionado con ser profesora de inglés freelance.
Sin embargo, leía mucho y en ese proceso aprendí algo que ojalá hubiera entendido antes. La diferencia entre grit vs. quit, de la psicóloga Susan David Ph.D.
Nos dice que sí, la perseverancia es importante. Pero a veces, el coraje también está en saber parar. The wisdom is in knowing the difference.
“Detenerse también es parte de avanzar”. Esto me ayudó a recuperar energía y claridad.
Hoy reconozco que no tengo que tener todo resuelto. Y tampoco necesito una versión perfecta de mí misma para seguir adelante.
He aprendido a cambiar, iterar, pivotar. Desde muy chiquita, tuve que aprender a adaptarme a nuevos entornos y circunstancias difíciles. Me puede tomar tiempo, pero cada quien tiene su momento.
Reconocer el mío me ha ayudado a reevaluar y a tomar decisiones con más calma.
Hoy entiendo que el verdadero identity shift es ese momento en que dejas de intentar encajar con una versión que ya no eres y empiezas a caminar más cerca de quien de verdad quieres ser.
En este blog post no hay lección de inglés, pero me encantaría saber si algo de mi historia resonó contigo.
Y si estás en un punto en que no sabes si seguir, si cambiar, si pausar…
Solo quiero recordarte que no estás tarde.
you, we got this.
With love,
Susu